martes, 11 de mayo de 2010

Errores de concertación: Necesitamos Educación Política!


No me gusta pensar que las cosas se hayan dado en Chile de la manera en que se dieron, pero creo que es culpa de variados factores que hicieron que el ala derecha, el ala conservadurista de la difusa política chilena, irrumpiera en el marco político del Gobierno. Un gobierno, que por cierto, ya no es “de todos” como era hasta hace décadas, sino que ahora somos los subordinados de un gobierno de “gerentes”, que además de tener el control económico, ya obtuvieron el control político de nuestra sociedad.
Pero ¿qué es lo que provoca descomunal fallo, de las masas chilenas, ante la aparición de un empresario político fantoche como es Piñera?
Ya sé que muchos ya dicen que no es momento de hallar errores y que lo mejor es buscar soluciones. Pero debemos rectificar el camino por donde transitamos.
Desde hace unos días, veo un escenario bastante particular en el colegio donde estudio, ya que, ante la elección de un centro de alumnos, los estatutos base de este centro son inflexibles e incoherentes. Tal como es nuestra constitución y nuestro actual gobierno.
¿Es acaso para los jóvenes la política algo “innecesario”? ¿O todos viven la vida “loca” y no son capaces de reconocer realmente que cada paso de este país se debe a su situación tanto política como educacional?
Aquí entramos a los “errores de la concertación”.
El desarrollo de una economía profundamente neoliberal, el sistema de acuerdos comerciales y la variada gama de privatizaciones y retoques a la situación chilena en el espectro económico, hicieron que la educación tanto política como normalista, sufrieran gravísimas pérdidas en cuanto a contenido. El Estado chileno, prefirió permitir la continuidad de colegios privados con independencia del Ministerio de Educación, y la matriz de enseñanza perdería durante estos últimos 20 años, esa energía falsa que permitió el triunfo del NO para las elecciones de 1989. Los jóvenes estudiantes secundarios del 2006, se dieron cuenta de ello, y a partir de una exitosa toma general de colegios municipales, lograron llamar la atención del gobierno y permitir el proyecto de una nueva ley. El cambio de la dictatorial LOCE, permitiría a los estudiantes relajar sus ánimos durante unos meses, pero, sin embargo, serían a su vez traicionados con la neoliberal Ley General de Educación. Un engaño más de la concertación a sus alumnos secundarios.
Así como la educación se perdió en este país hijo de los yanquis, el espíritu de identidad y respeto hacia nuestros orígenes se cayó al fondo de los recuerdos de los chilenos. Una caída severamente baja, a mi juicio. Perder nuestra identidad, recordar a los mapuches sólo como pueblo fiero que arremetió contra los españoles en el siglo XVII, y despreciarlos públicamente como “indios terroristas”, fue otro fatal error de la concertación. En estos momentos, ¿qué es para nosotros el sentido de identidad? Al parecer lo hemos dejado en el fondo de nuestros sentimientos. El aguerrido pueblo Mapuche, ubicado en el ancestral Wallmapu, se ha visto insultado por el gobierno de la concertación, iniciando con ello un proceso de respuesta de lucha ante tamaña ingratitud. Como decía un amigo y compañero werkén de la zona en que vivo, “más vale un gobierno que venga con la metralleta por delante, como la derecha, que seguir aguantando a una concertación que nos tire la daga por la espalda”, ante mi interrogante sobre la situación política del pueblo Mapuche en las elecciones del año pasado.
Otro error más: desconocer el verdadero origen de nuestra nación, los pueblos originarios, y andar “adorando” a dictadores asesinos como O’Higgins, responsable de muertes de revolucionarios tan honrosos como Manuel Rodríguez y José Miguel Carrera, y de muchos ciudadanos del Pueblo-Nación Mapuche.
Si ya teníamos como fundamentos estos anteriores, ahora vendrán los más acusatorios.
Retoques y pinceladas. Eso es lo que la concertación hizo con la Constitución dictatorial de 1980.
Pequeñas reformas y cambios superficiales son los que Ricardo Lagos hizo en su período gubernamental, a pesar de que venía de llegar al poder bajo su lema de “igualdad”, que por supuesto, jamás se cumplió. Creo que ese es uno de los errores que este grupo de “progresistas” burgueses del área central de la política chilena, sigue cometiendo: intentar, siempre, construir un mundo perfecto a partir de lo imperfecto.
Lo hemos visto tantos años, y si embargo no se cansan de mostrarlo. Un Sistema Binominal discriminatorio y pinochetista, que concede bloques a las áreas más poderosas del país y no da una real e inclusiva “Democracia Participativa”, a las masas chilenas. A lo mejor se preguntan por qué razón en todo este texto no me he referido al Pueblo chileno como tal. Bueno, a mi parecer un pueblo es una masa con conciencia, cosa inexistente en este país en el cual solo hay masas consumistas.
Volviendo al tema al que me refería, además de permitir la continuación de un modelo político y económico neoliberal, la desfachatez con que la concertación se aprovechó de recursos naturales y públicos, para “fomentar” la economía nacional, dejó un profundo déficit de materiales tanto económicos como físicos; en estos últimos, el problema de deforestación y erosión como factores graves.
Y otro elemento más del señor Lagos. El obsequio a las hidroeléctricas de todos los derechos de agua no consultivos en Chile. Un hermosísimo regalo para lo acaudalados inversionistas extranjeros.
Estos fundamentos, tanto económicos como políticos, ¿Son o no son causas para la pérdida de poder de la concertación? Creo que esa respuesta, está clara.

Al respecto: ¿Cómo poder rectificar estos errores?
Muy simple. La palabra es: EDUCACION POLÍTICA
Despertar la conciencia de clase y la condición de ser, el elemento de la identidad, son problemáticas que deben ser resueltas con, por lo menos, un mínimo de probidad. Cada uno de los grandes procesos revolucionarios ocurridos en nuestro mundo, ha requerido del pueblo, y en especial, de los jóvenes, la necesidad de inculcar la verdadera identidad que les corresponde ejercer como personas y seres en un mundo que, si bien no los escuchará ni los tomará en cuenta, corresponde al espacio contextual en el cual harán reclamar sus derechos.
La organización estudiantil, es, por lo tanto, una de las bases a conseguir para que esta unidad política y social, llegue a buen camino. Mientras en nuestro país haya jóvenes que estén dispuestos a transformar su realidad, el mundo conocido será más sano en su sentir, ya que la igualdad se verá a través de esos ojos, de esas manos, y de ese espíritu revolucionario, dispuesto a luchar por el establecimiento de una sociedad mejor.
Pero, ¿Cómo podemos crear conciencia estudiantil?, ¿cómo, si la educación propiamente tal se encarga de inculcarles desde pequeñitos ese “amor por la plata, y la vida en sociedad”?
Ahí es donde entramos nosotros, lo que nos comprometemos y acongojamos por la desigualdad del otro. Formar movimientos, organizar actitudes, canalizar sentimientos. Ésa es nuestra misión. Aunque los contextos se vean difíciles, a pesar de que la esperanza se pierda por culpa del capital; la decisión y el carácter que afrontemos en la tarea de comunicar, de formar opinión y de recuperar identidades perdidas, es menester para que sepamos dirigir bien las decisiones y no nos dejemos amedrentar por un montón de fachos nimios que sólo viven la vida del capital, la individualidad y el egoísmo.

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