lunes, 1 de junio de 2009

La democracia actual: un pequeño gran juguete de los poderosos.


Nuestra vida como seres humanos podrá ser extensa y compleja, podrá estar llena de desarrollos y avances en torno a nuestro mundo. Pero aún así, sólo existen unas pocas realidades que no nos diferencian de los animales: nuestra capacidad de discriminar entre cada uno y realizar grandes comparaciones entre lo que cada uno será y lo que somos. Y es así, que llevados por la codicia, la poca solidaridad que nos tenemos, y el acrecentado interés en lo propio que este sistema nos impone y nos obliga a sobrellevar sin que nos demos cuenta; es así, que nos dividimos, nos preocupamos de "nuestra" vida, y no de que cada uno de nosotros, unidos, podríamos llegar a cambiar lo que conocemos como Democracia.


Hace ya mucho tiempo que la democracia dejó de ser el gobierno de todos, para ser el gobierno monetario de las masas,y en nosotros, para ser funcionarios nimicos de una sociedad clasista.
¿De qué nos sirve alabar a personajes públicos, si en sí, en ellos radica el problema?No es que se diga que los políticos son malos, que el servicio público no funciona y que todos roban para sí. La definición básica, es que aquellos que actualmente están en el poder, no han hecho lo correcto, y se han ensimismado en equivocarse en política neoliberales y han gastado inútilmente gobiernos que podrían haber sido colaboradores con el pueblo, para remediar lo que el mandatario anterior dejó, su "herencia"gubernamental, que, en éstos últimos gobiernos, no ha sido muy agradable.

Chile hace mucho tiempo ya que no es un país independiente.La independencia económica que Allende nos dejó, no sirvió de nada para los pocos que decidieron nuestro camino a flor de asesinatos y torturas.Chile es la democracia perfecta: para E.E.U.U. ¿De qué sirvieron tantos mártires políticos de los cuales nos jactamos, si ya no luchamos por la causa de su muerte?
He aquí la causa de la lucha izquierdista en Chile, la reconquista de nuestra propia gobernabilidad económica y política, que hemos perdido, y, que por cómodos y egoístas, no hemos luchado por recuperar.